Tucumán tiene un 80% de su población concentrada en áreas urbanas. El abastecimiento de agua potable se dirige hacia una crisis producto de diversos factores locales a los que se suma el pronóstico de sequías prolongadas, presuntamente vinculadas al cambio climático, que afectarían la disponibilidad de agua que ofrece el recurso hídrico de la provincia. Afrontar ese problema tratando de extraer más agua de los ríos y de los acuíferos subterráneos no es la solución, máxime que ello conlleva costos económicos virtualmente imposibles en los tiempos que se avecinan. Se propone dar prioridad a una decidida campaña de detección de pérdidas en las redes de distribución y de consecuentes reparaciones, en lugar de incrementar la oferta de agua mediante grandes obras de extracción de ríos y de acuíferos subterráneos, ya sobreexplotados en áreas muy pobladas como el Área Metropolitana de San Miguel de Tucumán (SMT).
La escasez de agua en la provincia de Tucumán será cada vez más aguda en las próximas décadas. Si se cumplen los sombríos pronósticos de sequías prolongadas, será más grave. Si no se cumplen, igualmente se irán agravando los problemas, ya no por escasez de lluvias y caudales en ríos o mermas de acuíferos subterráneos sino por el mal uso del recurso hídrico que se hace y el constante crecimiento demográfico y la actividad económica subsecuente, aunque sean sólo vegetativos. La permanente concentración de población en las áreas urbanas plantea demandas de agua potable crecientes cuya satisfacción es obviamente prioritaria, pero generará competencias y controversias con otros tipos de actividades consumidoras de agua, como la agricultura y la industria, que se verán afectadas y restringidas.
Los últimos años han mostrado graves sequías en diversas partes del mundo; en algunas vienen siendo prolongadas y particularmente tan serías que son las peores en más de un siglo. Estuvieron acompañadas por olas de calor y fueron disparadoras de extendidos incendios. El secado de ríos y el pronunciado descenso de lagos expuso importantes restos y reliquias arqueológicas que impresionaron al mundo.
En lo que a la región NOA de la Argentina y a Tucumán respecta, algunos pronósticos de largo plazo vaticinan también sequías, aunque con acentuada variabilidad espacial.
Si bien por Ley 7139 (de riego) el agua potable para población tiene prioridad en la asignación de recurso hídrico entre los diversos usos (uso humano, industria, regadío, etc), antes de comenzar a afectar alguno de ellos por priorizar otros, ¿es posible hacer algo? Debe tenerse en cuenta que si se afecta un uso determinado del agua se puede provocar daños económicos y sociales, en especial cuando la actividad perjudicada por quitársele agua es la agricultura, actividad importante en la provincia, que es el sostén y razón del afincamiento de población rural.
Pero también es clave que la priorización no debe significar un aval o tolerancia al mal uso del recurso natural agua en desmedro de otros usuarios. Ante la reducción futura de la disponibilidad total de agua para todos los usos, se hará imperioso racionalizar los consumos en todos ellos (uso humano, regadío, industria). Este artículo se focaliza en lo que es posible hacer para afrontar el problema de abastecimiento de agua para la población.
Como ejemplo ilustrativo podemos citar un caso actual: El nuevo acueducto del río Vipos, que derivará aguas de éste, en la zona norte de la provincia, obra a licitar en este año 2022 y que reemplazará uno existente obsoleto. Se extraerá el doble del agua que se extraía históricamente desde su ejecución en 1928 para abastecer una zona crítica del Área Metropolitana de SMT (noroeste). Aun así, no será suficiente en los meses críticos de agosto a diciembre. La mayor asignación de caudal para el acueducto afectará a otros usuarios (regantes) ya que sus necesidades críticas coinciden con los meses de caudales mínimos del río Vipos. Estamos frente a un próximo conflicto por el agua que excede las frecuentes disputas ”a punta de escopeta” entre regantes para convertirse en un conflicto entre usuarios con derechos adquiridos y el Estado, que asignó prioridad al consumo humano (avalado por la ley 7139). Una genuina disputa por el agua entre intereses concurrentes. Las sequías pondrán el problema en sus niveles más álgidos.
En un trabajo recientemente subido a este blog https://problemasdelagua.com.ar (“Tucumán.Prioridades para obras hídricas-Una cuestión dilemática”) he planteado la necesidad de fijar criterios de prioridades en las inversiones futuras a realizar en obras públicas con fines hídricos, necesidad agudizada por la grave situación económica del país en el corto y mediano plazo, lo que se manifiesta en modo creciente en fuertes restricciones presupuestarias y dificultades para el financiamiento internacional.
En aquel trabajo señalaba qué, en lo referente a la provisión de agua potable para la población “ …, las principales acciones e inversiones deberían orientarse a reducir drásticamente las pérdidas en las redes públicas y los consumos domiciliarios. Estas acciones son posibles de solventar mediante inversiones moderadas pero sostenidas en el tiempo, es decir mantenidas sistemáticamente en los presupuestos anuales. Incrementar en cambio la oferta de agua potable mediante nuevas grandes obras de aprovechamiento de ríos, como por ejemplo el dique Potrero de las Tablas (Lules) no ameritan su priorización mientras no se racionalicen previamente los consumos y pérdidas”.
La reducción de los consumos domiciliarios de agua potable se obtiene, además de un sostenido proceso de “educación del usuario”, por el abandono del tradicional sistema de cobro del servicio sin guardar relación con los volúmenes consumidos (por superficie edificada, zona urbana, calidad de la construcción, destino, etc.), reemplazándolo por una generalizada campaña de instalación de micromedidores de agua consumida, seguida posteriormente por un progresivo sinceramiento tarifario. Es sabido que lo último es la etapa más difícil por su impacto en la economía de la población, en particular de los sectores sociales más bajos, pero es un objetivo a proponerse de lograr de una manera progresiva, realista e inteligente.
Pero un objetivo de importancia clave en el proceso de adecuación a períodos de escasez de recursos hídricos es el de reducción de pérdidas de agua en las redes públicas de distribución. Es decir, en los tramos entre los puntos de extracción de agua desde los ríos y pozos de aguas subterráneas y las entregas a los domicilios de los consumidores. En Tucumán esas redes de conducción y distribución son propiedad del Estado, mayormente provincial (SAT Sociedad Aguas del Tucumán y SEPAPyS♠ Servicio Provincial de Agua Potable y Saneamiento) y minoritariamente de unas pocas cooperativas y comunas.
- SEPAPyS: Organismo residual de la privatización fallida de los servicios de la década de los 90 que no fueron incluidos en ella. Abastece a pequeñas localidades y pueblos dispersos del interior provincial, en una gran mayoría con pozos de agua subterránea.
Reducir lo máximo posible las pérdidas de agua tiene como beneficio no sólo preservar el recurso hídrico, ya sea superficial o subterráneo. El agua natural extraída debe ser potabilizada antes de ser enviada a la red de distribución y ello implica un costo no menor. Además, la extracción mediante pozos y la inyección en las redes requiere de energía eléctrica para el bombeo, lo que actualmente tiene un costo creciente por el proceso insoslayable de sinceramiento tarifario después de muchos años de energía ficticiamente barata por los subsidios.
Es un hecho comprobado que en las redes de conducción y distribución urbana de agua se producen pérdidas importantes. Ello es un problema generalizado a nivel mundial. La cuantía es desconocida en Tucumán puesto que no existen sistemas de medición de los caudales que permita evaluarlo. Hay muchas evidencias directas (afloramientos) e indirectas (zonas con baja presión de servicio). En nuestra provincia los problemas de pérdidas en las redes se originan en la obsolescencia de muchas de ellas (algunas ya tienen un siglo de vida) pero también en defectos de construcción o fallas de materiales en obras relativamente recientes.
La principal dificultad para afrontar un proceso de supresión de pérdidas reside en detectar en gran escala sus ubicaciones. Cuando las pérdidas afloran a la superficie ese aspecto está facilitado, pero frecuentemente no afloran y se ignora que hay una fuga de agua. Muchas veces hay pérdidas que se mantienen por años sin aflorar ya que los flujos del agua fugada de las tuberías se dirigen hacia abajo a una napa freática, hacia conductos pluviales o hacia cursos de agua naturales. Al respecto, este autor, en ocasión de estar a cargo del área de desagües pluviales de la Municipalidad de la Capital y durante una inspección de un importante túnel pluvial, pudo observar una importante tubería de la red de agua potable que atravesaba el túnel y que por una rotura derramaba un muy importante caudal de agua, del cual no estaba enterado el organismo a cargo del servicio. Esa era la causa de la antigua muy baja presión de servicio en una importante zona de la ciudad, la que pudo ser reparada gracias a su casual detección.
Otro caso ilustrativo de pérdidas antiguas no detectadas pudo experimentar este autor cuando, al estudiar las napas freáticas en el suelo del Área Central de la ciudad de S.M de Tucumán (en el marco de un proyecto de investigación geotécnica financiado por el Conicet, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas), pudo observar un comportamiento del nivel de aquellas no explicable por causas naturales en un sector importante del área céntrica. Referencias colectadas en diversos edificios evidenciaban un nivel muy elevado en un área bien delimitada de varias manzanas que databa de muchos años. La evaluación llevó a la muy fuerte presunción de que el fenómeno podía estar asociado a fugas de agua provenientes de un conducto maestro de grandes dimensiones, muy antiguo y con fuertes presiones de servicio. Informada la empresa prestadora del servicio, lamentablemente no se profundizó la investigación, que se suponía de su interés, puesto que aquella estaba a la sazón en un serio conflicto de rescisión de contrato con el Estado Provincial. (La empresa privada concesionaria del servicio, Aguas del Aconquija SA, terminó rescindiendo el contrato en el año 1997).
A partir de una analogía con la mayor cantidad de situaciones urbanas en el país y en el mundo, y tratándose de una red en gran parte centenaria, es de suponer que las roturas con pérdidas de agua son numerosas y parte importante de ellas de ubicación desconocida. Ello implica una dificultad importante. Históricamente, el crecimiento de la demanda de agua, por crecimiento demográfico urbano y de la actividad económica, fue acompañado sin evaluar si tal incremento era razonable. Se desconocía en qué proporción era producto de consumo domiciliario desmedido (no se medía), de conexiones clandestinas, o de pérdidas en las redes. El úni-
co dato relativamente fehaciente era la dotación global de agua enviada hacia el consumo desde las fuentes alimentadoras (plantas potabilizadoras y pozos de extracción subterránea). La respuesta ante la demanda global creciente fue siempre satisfacerla, sin estudiar la composición de esa demanda y cuánta agua en realidad se perdía por fugas.
Las redes se expandieron en función del crecimiento urbano, y el abastecimiento, luego de algunas obras de gran escala como el dique de embalse El Cadillal (que llegó a abastecer alrededor del 50% de la demanda de la Capital), se acompañó casi exclusivamente mediante la explotación de acuíferos subterráneos con pozos profundos. Así, en algunas zonas de la provincia, como el Área Metropolitana de SMT(con aproximadamente el 60% de la población de la provincia), se llegó a una sobreexplotación de los acuíferos con serios problemas para satisfacer las demandas.
Estamos entonces en la actualidad siguiendo la tendencia histórica de acompañar la demanda con más pozos de extracción de agua subterránea. Ello, no cabe duda, tiene lógica, ya que las inversiones son progresivas y moderadas y pueden ajustarse estrictamente a la evolución del consumo. Si bien el recurso de aguas subterráneas en la provincia es importante y prometedor, la concentración espacial de la demanda, en particular el Área Metropolitana, ya ha mostrado allí problemas de sobreexplotación de acuíferos que no debe continuar descontroladamente. La escasez se está instalando. Además, los costos crecientes de la energía eléctrica para el bombeo extractivo y la impulsión a las redes se suman y gravitan cada vez más. Esto hace que el problema de las pérdidas adquiera interés y relevancia aún en localidades menores, no solamente en el Área Metropolitana.
Ante la creciente crisis de disponibilidad de recurso hídrico en un área tan importante como la Metropolitana, ¿Cuáles son las opciones disponibles para las próximas décadas?
A. Grandes obras para explotar recursos superficiales (ríos), como el dique de embalse Potrero de las Tablas sobre el río Lules, cercano al Área Metropolitana. Obra de un monto de inversión muy elevado y sobre la cual este autor ya emitió su opinión proponiendo su postergación en este mismo blog (“Dique Potrero de las Tablas: aún no”). Una opción adicional sería también incrementar la extracción desde el embalse El Cadillal, pero ese es un tema que, por su complejidad, excede el marco de este artículo.
B. Campaña de reducción de consumos domiciliarios llevándolos de los niveles elevados actuales a estándares razonables mediante la instalación de medidores domiciliarios de consumo y aplicación de tarifas realistas. Es decir generar en los usuarios motivaciones para racionalizar sus consumos.
C. Reducir las pérdidas en las redes públicas de conducción y distribución domiciliarias implementando una campaña sostenida de detección de fugas y sus reparaciones.
Nos inclinamos por esta última opción. En principio, parece ser la única opción factible a un plazo relativamente corto en el marco de una Argentina que se avecina sin desarrollo económico y fuertes restricciones presupuestarias y de acceso al financiamiento de inversiones públicas.
La opción de forzar la reducción de consumos domiciliarios por el recurso de instalación de micromedidores es válida y la SAT ha instalado hasta la actualidad alrededor de 35.000 en el Área Metropolitana para un total de 235.733 usuarios. De los restantes usuarios de agua de la SAT en la provincia (71.980) y los del SEPAPyS (alrededor de 57.000) apenas unos 1.000 cuentan con medición de consumo. Mucho aún por hacer en esa dirección. Pero el sinceramiento tarifario es un proceso que estará condicionado por la situación económica del país y la provincia. El impacto que tendría en alto porcentaje de población vulnerable y de bajos ingresos hace prever un fuerte rechazo y alta incobrabilidad, lo que ya ocurrió en el pasado, pudiendo llegar a desencadenar reacciones sociales imprevisibles. De allí que es altamente improbable que el Gobierno Provincial decida implementarlo mientras no haya una franca recuperación de la economía y una mejora del ingreso en los sectores más bajos de la escala social. Consumos básicos subsidiados para esos sectores puede ser una opción, al igual que lo que se está instalando en el servicio de electricidad.
La transferencia de subsidios no reintegrables a la SAT para tareas de mantenimiento y operación continuará por bastante tiempo.
Nuevas tecnologías para detección de pérdidas de agua
La modalidad tradicional de detectar fugas de agua en tuberías es mediante un método acústico, es decir detectando, mediante geófonos o hidrófonos, y amplificándolos, los ruidos emitidos por la fuga transmitidos a través del suelo. El procedimiento es “a ciegas” ya que hay que recorrer toda la longitud de conductos para identificar puntos de pérdidas. De allí que el método es muy lento y encarar un programa de detección en una ciudad llevaría un tiempo muy prolongado.
En la actualidad, la tecnología más avanzada de detección se apoya en censores remotos satelitales, con imágenes de radar que rastrean el espectro del agua presente en suelo y subsuelo, con capacidad de identificar fugas desde 0,1 litros por minuto hasta una profundidad entre 1 y 3 metros.
Tal tecnología se desarrolló originalmente para buscar agua en Marte y Venus y ha sido experimentada en una prueba piloto en el ámbito de AySA (Agua y Saneamiento SA), empresa concesionaria de servicios públicos de agua potable y tratamiento de desagües cloacales para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 26 partidos del conurbano bonaerense, en un programa financiado por el BID. Durante la prueba se diagnosticaron 5.500 km de redes de agua y de los cuáles 758 km arrojaron diagnóstico de “rumor de fugas”, aquellos que pueden tener pérdidas de agua. Inspeccionados esos kilómetros, se lograron descubrir 2642 escapes de agua. De esta manera, se logró recuperar un caudal equivalente promedio a 20.000 m3 por día.
https://www.infobae.com/america/ciencia-america/2022/07/24/agua-potable-un-bien-preciado-que-puede-monitorearse-con-satelites-desde-el-espacio/ (Fecha 24/07/2022)
En esa experiencia de AYSA se utilizó la tecnología israelí UTILIS de algoritmos para analizar imágenes de radar de apertura sintética que proveen los satélites argentinos de Observación con Microondas SAOCOM 1A y 1B. Estos trabajan con 4 satélites de la Agencia Espacial Italiana (ASI) para conformar la constelación SIASGE (Sistema Ítalo Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias).
Sería muy importante que Tucumán aprovechara la experiencia de AySA y encarara una campaña decidida de detección y corrección de pérdidas de agua en sus redes. El agua recuperada serviría para lograr economías en el consumo de productos químicos utilizados para la potabilización, de energía para extracción e impulsión a las redes y en los costos de mantenimiento, para finalmente también contar con una mayor disponibilidad de agua reduciendo las necesarias inversiones en nuevas obras de infraestructura. Constituye un antecedente importante
que el BID ya haya financiado una experiencia piloto en el país.
Finalmente, cabe señalar que la propuesta es aplicable prioritariamente al Área Metropolitana, donde se concentra el mayor porcentaje de población abastecida por redes públicas. Luego deberá extenderse progresivamente a las restantes áreas de la provincia, ya que los problemas de pérdidas existen prácticamente en todas.
Este trabajo puede ser descargado en formato .pdf en esa url: https://problemasdelagua.com.ar/wp-content/uploads/2022/10/TUCUMAN-ANTE-LA-CRECIENTE-ESCASEZ-DE-AGUA-POTABLE-EN-AREAS-URBANAS-2.pdf