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INUNDACIONES EN EL ÁREA METROPOLITANA DE SAN MIGUEL DE TUCUMÁN, ARGENTINA – ALGUNAS RESPUESTAS REALISTAS A INTERROGANTES APREMIANTES

Por 2 abril, 2025No Comments

El presente artículo puede ser descargado desde el siguiente enlace: INUNDACIONES EN EL ÁREA METROPOLITANA DE SAN MIGUEL DE TUCUMÁN-marzo 2025

Canal Sur a punto de desbordar- Lluvia del 08-marzo-2025 (Fuente: Diario La Gaceta, foto Franco Saavedra)

La inundación ocurrida en Bahía Blanca el día 7 de marzo de 2025, producto de una lluvia de carácter extraordinario tuvo un importante impacto sicológico en todo el país, provocando una ola de solidaridad en la población ante las tribulaciones y desgracias soportadas por sus habitantes.

En solo seis horas cayeron 210 milímetros de lluvia, y en las seis siguientes, otros 80. En total, fueron 290 milímetros en 12 horas (según informe del Servicio Meteorológico Nacional SMN).

Al día siguiente, 8 de marzo, se produjo en el Área Metropolitana de San Miguel de Tucumán una lluvia de entre 120 y 130 mm en cuatro horas que produjo fuertes correntadas de agua en el ámbito urbano, aunque sin graves daños a la población, sólo el caos urbano consecuente. Fue una lluvia importante pero no infrecuente en el largo registro histórico del clima en el área (mayor de 100 años).

Ante la magnitud del fenómeno natural devastador en Bahía Blanca, se generalizó una inquietud respecto de la probabilidad de ocurrencia de fenómeno análogo en nuestra provincia, donde su clima subtropical presenta de octubre a marzo lluvias torrenciales con consiguientes inundaciones tanto urbanas como rurales.

Las preocupaciones llevan a interrogantes lógicos sobre lo que es dable esperar en la región o zona donde cada persona habita. Se intenta acá dar algunas respuestas simples y abreviadas accesibles para el ciudadano común de Tucumán.

 

INTERROGANTES

¿PUEDE OCURRIR EN TUCUMÁN UN EPISODIO DE LLUVIA E INUNDACIONES ANÁLOGO AL DE BAHÍA BLANCA?

Según el SMN, la lluvia de Bahía Blanca fue de baja frecuencia de ocurrencia (en promedio, una vez cada 100 años o más). Algunas fuentes sostienen que fue un episodio asociado a lo que se denomina el “calentamiento global”, pero ello es hasta el momento meramente presuntivo y resultante de pronósticos globales sujetos a confirmación en las próximas décadas. Los modelos predictivos del IPCC (Panel Internacional del Cambio Climático por su sigla en inglés) anticipan tendencias a los incrementos en el litoral atlántico sur del continente, pero un solo episodio no constituye prueba de esa tendencia. Los registros climáticos de más largo plazo permitirán verificar o ajustar las hipótesis sobre las causas.

Para la región del noroeste húmedo de Argentina son frecuentes las inundaciones urbanas, en particular en la provincia de Tucumán y su Área Metropolitana de la capital, aún con lluvias de frecuencias mucho mayores (una cada 10, 20 años), es decir de intensidades y milimetrajes totales mucho menores que los fenómenos extremos como los ocurridos recientemente en Bahía Blanca o en La Plata en abril de 2013.

Las inundaciones se relacionan no solo a la magnitud de las precipitaciones sino también, y muy conexas, a diversos factores humanos, como el mal uso del suelo, las deforestaciones, las urbanizaciones sin planificación y sin previsión de las obras de infraestructura necesarias, la falta de mantenimiento de ellas y el avanzado deterioro en que caen consecuentemente.

En síntesis: no es necesario esperar lluvias extraordinarias para que ocurran importantes inundaciones muy perjudiciales. Con más razón entonces, una lluvia extraordinaria, de frecuencia de una cada 50, 100 años o más, tendría efectos catastróficos sobre algunas áreas, en particular sobre las urbanas.
Si la situación se dará como producto del “calentamiento global” o simplemente de la variabilidad natural del clima a largo plazo es un tema todavía a dilucidar con registros de más largo plazo. Cualquiera fuere el caso, se debería preparar las ciudades y el territorio para mitigar los efectos, minimizando los daños.

 

¿CUAL ES LA SITUACIÓN DEL ÁREA METROPOLITANA?

El Área Metropolitana comprende los municipios de la Capital, Yerba Buena, Tafí Viejo, Las Talitas, Alderetes, Banda del Río Salí y varias comunas rurales (ver Figura 1).

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FIGURA 1- Área Metropolitana de S.M. de Tucumán. Sistema general de desagües pluviales de Capital, Tafí Viejo y Yerba Buena. Principales canales construidos. Los canales Norte, San José y Sur configuran un cinturón protector de la Capital.

 

La pendiente general del territorio determina la interrelación hidráulica entre esas demarcaciones. El río Salí, que fluye de norte a sur, separa a varias de esas jurisdicciones. El agua pluvial caída al oeste del río, provenientes de Tafí Viejo, Las Talitas y Yerba Buena, escurren en líneas generales en dirección noroeste-sudeste hacia la Capital, la que está circunscripta por dos canales protectores de gran magnitud: el Canal Norte (1935) y el Canal Sur (1976) y otro menor, el San José.

Ambos canales mayores fueron concebidos en su origen como cinturón perimetral protector de la Capital, recibiendo aguas pluviales de cuencas más permeables que las actuales. La expansión urbana y la transformación de suelos agrícolas posteriores a 1976 significaron enormes incrementos de la escorrentía. Sumados a problemas de defectos de ingeniería, de construcción, de escaso mantenimiento y la avanzada destrucción, hoy presentan un notorio deterioro e insuficiencia para el escenario actual.

 

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FIGURA 2 – Canal Sur. Una de sus frecuentes y diseminadas roturas.

 

En consecuencia, la incapacidad actual para conducir caudales de los canales Norte y Sur constituye el factor más significativo para afrontar los extremos climáticos que determinan las inundaciones dentro del Área Metropolitana, sea por causa del calentamiento global o no. ¿Por qué? Porque ambos son cuerpos receptores de agua que conducen los caudales pluviales superficiales al gran colector final que es el cauce del río Salí. Su potencial colapso, producto de lluvias extraordinarias (o muy importantes), significaría irrupciones de grandes masas de agua sobre el área más densamente poblada con previsibles grandes daños a la población.

Dentro del área de la Capital existen algunos colectores de desagüe importantes que desaguan menos del 20% del área del municipio. Entregan sus aguas al río Salí y los canales de cintura mencionados. Tienen fuertes defectos de concepción y ejecución, por los que su eficacia para evacuar adecuadamente los caudales pluviales es muy baja y de allí las frecuentes inundaciones en diversas partes de la ciudad con lluvias que bien pueden ser consideradas  ordinarias.

A título de ejemplo, en el municipio de Yerba Buena se construyeron en la última década dos colectores de desagüe importantes (Bulevar 9 de Julio y Solano Vera-San Luis). El primero de ellos es pasible de crítica por haber sido construido en un orden indebido dentro de un Plan Director de Desagües Pluviales para ese municipio. Como consecuencia de ello recibe una cuenca muy superior a la adoptada para su diseño y su eficacia resulta baja.

También en Yerba Buena, el canal homónimo adolece de serios defectos de concepción y construcción y sufre serios problemas de destrucción e insuficiencia.

El área de Tafí Viejo y Las Talitas cuenta con algunas obras de desagüe que concurren al menguado Canal Norte. Faltan ejecutar algunas obras previstas de gran envergadura, especialmente en la parte norte y este del municipio.

En síntesis: A pesar de contar el Área Metropolitana con algunos desagües pluviales, se consideran insuficientes y deficientes para afrontar las consecuencias de importantes lluvias intensas por su diseño desactualizado, su mal estado de conservación y, en partes significativas, su avanzado grado de destrucción.

 

¿QUÉ ES POSIBLE HACER PARA PREVENIR, O MITIGAR AL MENOS, LAS INUNDACIONES?

Las obras de desagüe pluvial del Área Metropolitana necesarias para completar todo el sistema necesario son numerosas y de un muy elevado monto de inversiones. El crecimiento urbano sin planificación ni ordenamiento llevó a la acumulación de enormes carencias de infraestructura de manejo de aguas pluviales. Exceden ampliamente la capacidad económica tanto de los municipios y comunas integrantes como de la Provincia. Históricamente se ejecutaron con aportes de la Nación, cosa que prácticamente se puede considerar ilusoria en el marco de la política económica del gobierno actual.

La factibilidad de ejecución con recursos provinciales o créditos estará supeditada al saneo de su economía, proceso que, de manera optimista, seguramente tomará muchos años. Por lo tanto, conseguir que el Área Metropolitana esté en condiciones de soportar situaciones extremas de inundaciones será un proceso de largo plazo.

La adaptación del Área Metropolitana a escenarios de graves riesgos de inundación requiere diversas acciones sostenidas en el tiempo que demandan esfuerzos de organización, planificación y ejecución complejos. Mencionamos sintéticamente las más significativas:

A. Ejecución de dos obras hidráulicas prioritarias: Reformulación, reconstrucción y reparación de los canales perimetrales Norte y Sur. El objetivo es evitar su colapso al no poder contener los caudales que confluyen hacia la Capital en eventos pluviales de magnitud que pueden tener efectos catastróficos sobre el área más poblada.
B. Como complemento de las obras de los canales Norte y Sur, construir el desvío del canal Yerba Buena hacia el arroyo El Manantial, como recurso de alivio del canal Sur.
C. Detectar áreas urbanas inconvenientes para implantación de edificios habitables, estableciendo restricciones legales al dominio (zonas bajas, zonas sin salidas de aguas, riberas de ríos, etc.).
D. Detectar zonas actualmente expuestas a alto riesgo de inundación y proceder a la relocalización de población vulnerable allí asentada. (orillas de canales existentes, riberas de río, zonas deprimidas, etc.). Para áreas con población menos vulnerable establecer formales advertencias y deslinde de responsabilidades, ofreciendo facilidades para relocalizaciones.
E. Establecer normas de construcción de edificaciones públicas y privadas que puedan preservarse de efectos de inundaciones (niveles mínimos, adecuación de los terrenos, inhibición de planta baja, etc.).
F. Establecer zonas de acumulación temporaria de aguas que obren como acumuladoras o lagunas de detención que retrasen la confluencia hacia los colectores de desagüe.
G. Organización de los sistemas de Defensa Civil a fin de asegurar la evacuación durante las emergencias de población en zonas de alto riesgo.
H. Organización del Sistema Sanitario para atención de la población afectada por las emergencias de inundaciones.
I. Creación de fideicomiso para emergencias de inundaciones y catástrofes conexas. Estos deberán contar con resguardos legales eficaces que eviten su desvío hacia otros fines ajenos al objetivo de su creación.

Del conjunto de acciones mencionado, se observa que las dos primeras involucran importantes obras de ingeniería que requerirán los mayores esfuerzos económicos, pero son claves para poder afrontar el problema. Las demás acciones son de tipo institucional, planificatorio y organizativo, que requieren más determinación política que inversiones.

¿ESTÁ EL ESTADO PROVINCIAL EN CONDICIONES DE AFRONTAR LA RESPONSABILIDAD QUE LE CABE DE LOGRAR UN ÁREA METROPOLITANA RELATIVAMENTE SEGURA FRENTE A LOS EXTREMOS DE LAS INUNDACIONES?

Es ostensiblemente evidente que los organismos vinculados a la problemática no lo están. Ni siquiera se cuenta con un sector de planeamiento territorial que evalúe los caminos a seguir y las prioridades en las acciones. En consecuencia, se debería comenzar con la conformación de equipos técnico-profesionales altamente capacitados y jerarquizados para encarar los pasos necesarios indicados en párrafos anteriores. Tal objetivo requiere cambios en los criterios de integración de planteles de empleados públicos respecto de los tradicionales y las asignaciones presupuestarias debidas.

Lamentablemente, no existió en los Poderes Ejecutivos Provinciales, ni en los Legislativos del reciente medio siglo, inclinaciones en esa dirección.

La creación de la Autoridad Única del Agua surge como una necesidad imperiosa, no sólo para el tema de las inundaciones sino para todas las problemáticas del agua, como el agua potable y el saneamiento, el agua para regadío, para las industrias y para la preservación de la calidad de los recursos hídricos y el medio ambiente.

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Franklin Adler

Autor Franklin Adler

Ingeniero civil hidráulico, ex docente, consultor y experto en la problemática hídrica del Tucumán y el país. Ingeniero Civil, orientación Hidráulica, de la Universidad Nacional de Tucumán (1969). Fue Jefe de Proyectos de obras civiles e hidráulicas y Jefe de Estudios Básicos en la ex Empresa del Estado Agua y Energía Eléctrica, Jefatura Región I (Noroeste) de Estudios y Proyectos 1969-1985. Fue jefe del proyecto del aprovechamiento hidroeléctrico Potrero del Clavillo (Tucumán y Catamarca) y aprovechamientos de la cuenca alta del río Bermejo (Salta). Ex docente en el Área Hidráulica (Presas de embalse e Hidráulica Básica) de la carrera de Ingeniería Civil de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la Universidad Nacional de Tucumán (1995-2011). Consultor de empresas privadas y organismos públicos en diversos temas de hidráulica, recursos hídricos y geotecnia. En particular en problemáticas de inundaciones y riesgos hídricos. Fue consultor en geotecnia en numerosas obras como la presa Piedra del Águila sobre el río Limay (Río Negro y Neuquén), de centrales termoeléctricas en la provincia de Tucumán, para el mineraloducto La Alumbrera y líneas de alta tensión para transporte de electricidad.   Casado, tres hijos, seis nietos.

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